El vivir es un compromiso con la vida, es un desafío, es ocupar un lugar en el mundo.
La mente juega un papel importante que es de gran ayuda para encontrar las piezas del rompecabezas llamado destino.
El entendimiento humano va más allá de la razón, porque esta siempre acude a la lógica, a la cuestión, a la interrogación.
Las partes dormidas del inconsciente se manifiestan a través de los conflictos mentales para defender o atacar las ideas o formulamientos que se usan como razonamiento básico o fundamental de una situación.
Cuando la realidad no se comprende se niega, al grado de buscar otros caminos mutables para encontrar elementos variables que sirvan como conectores de la conducta humana.
La inestabilidad y la inconsistencia mental forma al “camaleón”, que es de soporte para camuflajear las acciones, porque a cada una se le asigna un diseño estructurado de la personalidad, ya que la vida es un reflejo de estados mentales que se deberán proyectar.
Por la absurda necesidad de plasmar una huella que represente el paso por la vida, el individuo acude a la propulsión de sus actos, no permitiendo que el dictamen de la conciencia lo lleve a seguir buscando la realidad como verdad.
Es una desventura de la personalidad pretender ocupar más de dos vacíos en la mente, porque se pierde en cierto momento la simetría, concepto de tiempo y espacio.
Mantener y alimentar conceptos mentales abstractos por periodos breves, parciales o prolongados son indefinidos e indeterminados que no sirven a la formación de un carácter concreto, funcional y práctico.
La mente juiciosa se compromete y no participa en ninguna parcialidad, siendo ecuánime con sus acciones, aunque existe también la autonomía del indagador, como desarrollo humano.
El albedrío define la postura de búsqueda de un yo determinado para la sobrevivencia, escudriñar el alma hace que se manifieste desmesuradamente y casi surrealista la intervención divina con lo profano, lo burdo, lo prosaico.
La insignia siempre limita y el buscador evitará mostrarla al mundo, es prescindible para su evolución, su herramienta es su mente como un elemento esquemático de la realidad.
Sutilmente separadas la fantasía de lo fantástico seguirán queriendo estar unidas para recrear imagen y semejanza de las cosas para proyectarlas en la mente de su creador.
Mente, cuerpo y alma son una, como inspiración, para construir los caminos y puentes que le corresponde al ser humano recorrer.
Cuando cree haberlo hecho todo, vivirlo todo y se dispone a dormir, se encuentra nuevamente con un problema llamado mente y esto le provoca preocupación, infortunio y fragilidad, porque sabe que volverá a pensar en el mundo y sus desavenencias, con el alivio de saber que vivir implica imaginar y soñar, pero también despertar.