Ale Marrero nos trae en su libro Cuentos de Pilotos lo más pintoresco y representativo de Pilotos, un pueblo cubano ubicado en la provincia más occidental de la Isla. Esta no es una demarcación cualquiera, aunque pudiera parecer al principio con aquello de que el autor se inspiró en las historias escuchadas durante su infancia, en casa de su tía Chicha a quien agradece en la introducción. Desde la primera página, el autor nos presenta a Pilotos como un sitio ennoblecido por el sacrificio de Tabax, la joven que “quedó convertida en lino seco” y gracias a cuyo sacrificio se dio y aun se cultiva en esos lares, la planta del tabaco. A partir de ahí personajes e historias se funden para brindar al lector un sitio pintoresco por excelencia. En Pilotos conviven, además de la leyenda, la valentía y sabiduría de su gente expresada en Un cheroqui en Pilotos. ¿Es este un libro de relatos costumbrista? En nuestra opinión sí. Ale Marrero va desgranando toda una suerte de personajes típicos de una época que, a pesar de los cambios y transformaciones que vinieron después y que el autor anuncia en la historia final, aun perviven en la memoria colectiva de los pilotenses. El Cristo de Pilotos, Marín… ¡el detective!, El zombi de Pilotos, representan historias y personajes recreados asimismo con un finísimo humor criollo que hacen reír, caracterizadas además por su extraordinaria elasticidad y variedad temática. Cada narración busca sorprender al lector y lo consigue. El autor logra captar el momento desde la presentación fragmentada y al mismo tiempo, y con cierta manera muy personal, encabalgada de la vida de este pueblo rural de Pinar del Río, Cuba. Este libro de relatos cortos donde cada quien se va mostrando tal cual y donde no se ahonda en la psicología de los personajes ni de la época, es un retrato de tipos característicos o representativos de la sociedad en esos pueblos de campo descritos magistralmente por el autor. Lo cubano salta a la vista y ese es otro mérito de la obra Cuentos de Pilotos de Ale Marrero: esa forma de ser original del isleño se percibe en cada relato y hay uno, que no es el único, muy particular que pareciera que se sale de época y que viaja en el tiempo por los sucesos que narra, me refiero a Pilotos, un pueblo sin tren. ¿Será que el autor quiso aproximar al lector a lo que vendrá décadas después o es solo la descripción de un momento corrupto y calamitoso de la historia de Cuba que dejó a Pilotos sin pompa… ni tren?